Abanico
El abanico es un signo
distinguido de coquetería, de intriga, de seducción. Sirve tanto
para darse aire como para avivar el fuego y es en este sentido que
incrementa fuegos de pasiones y de coqueterías intrigantes.
En estos sueños de
pasiones, quien maneja el abanico y conoce su lenguaje, es quien
lleva la primera palabra en la conquista sentimental. Entonces, sería
útil y maravilloso que aprendiéramos a usarlo.
El uso del abanico está
permitido tanto en lugares abiertos como cerrados y a cualquier hora
del día. La buena fabricación del abanico permitirá abrirlo y
cerrarlo con ligereza, sin ruidos ni aspavientos.
Las épocas de esplendor del abanico
crearon un lenguaje de amor, mediante gestos, formándose un
auténtico alfabeto mediante las distintas orientaciones de sus
varillas.
Los jóvenes de hoy no lo
usan como complemento de la vestimenta. Lamentablemente, se ve
solamente en manos de pocas damas, pero cuidado porque quien lo lleve
en sus manos trasmite un mensaje maravilloso lleno de seducción y de
intriga.
Leyendas
Hay muchas leyendas, pero
la que a mí me gusta más es ésta:
Dicen que el abanico
surgió de los amores de Cupido que, al tratar de congraciarse y
enamorar a Psique, arrancó una pluma de la espalda de Zéfiro con el
propósito de refrescar a la diosa mientras dormía.
Descifrando su lenguaje
Las damas del siglo XIX y
principios del siglo XX eran muy cuidadas, así que no salían solas
sino que debían ser acompañadas por sus madres o damas de compañía,
las que sin lugar a dudas debían de controlar que estas niñas, con
sus jóvenes primaveras, no usaran su abanico como medio de
comunicación en la conquista de un caballero. Pero como el amor, la
primavera y Cupido existen. Y ellos llevan a imaginar todo lo posible
para lograr lo más lindo y maravilloso que forma la vida, utilizaron
el abanico como medio de conquista y seducción. Así que lo
utilizaban para concretar citas en situaciones donde no podían
utilizar la palabra como en las misas, paseos familiares y en las
cazuelas de los teatros.
En Francia existían
normas sobre el abanico. Hasta 1939, en la corte de Inglaterra, fue
obligatorio para las damas su uso en recepciones y actos oficiales.
Trasladémonos a esos
tiempos e imaginemos el nerviosismo del caballero al ver que una dama
lo miraba con el abanico cerrado en la mejilla, pues ella le estaba
diciendo que gustaba de él y mucho.
Si la dama golpeaba el
abanico sobre la palma de la mano, le estaba indicando que la
señorita de compañía estaba cerca y que el coqueteo se tenía que
terminar.
Lástima realmente que
esta tradición tan hermosa, femenina e insinuante se haya perdido.
Imaginen mis caballeros
del siglo XXI, que una mujer bonita sostiene un abanico en la mano
derecha por supuesto cerrado, saben que les está diciendo: ¡que no
tiene novio y que está ansiosa por encontrarlo!
¡Pero cuidado si el
abanico está en la mano izquierda, esta mujer bonita está
comprometida!
Si la mujer esconde los
ojos detrás del abanico, estaba diciendo a su galán “que lo
quiere”.
Y si lo coloca a medio
abrir en forma insinuante, sobre los labios, dice: “Puedes
besarme”.
Un sombrero, una
mantilla, la forma de tomar un abanico o el resplandor de una joya
son mucho más que adornos del vestuario femenino.
Ahora... pensemos en
lenguaje del abanico … que significa.. lo que vemos en esta foto!?
Lo dejo para pensar!...
“Aunque la mona se
vista de seda, mona se queda”.
Tel. 4-581-1785
c. 15.4198.3574
Skype. patricia.ratti
Twitter- @BlancoRatti
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